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REFLEXIÓN: Contando Historias.

REFLEXIÓN: Contando Historias.

Reflexión: Contando historias, escrito y tomado del muro de Albertina Álvarez Sánchez.

Este fue mi hogar desde que nací hasta los 14 años, ese era mi cuarto donde dormía con mis hermanas y hermanos en un catre que mi padre nos hizo con vigas de construcción y mecate.

No teníamos colchón, usábamos cobijas de lana, dos que nos servían como base y dos con las que nos cobijábamos.

Amaba que lloviera fuerte y escuchar la lluvia caer en las láminas y el olor a tierra mojada.

Nuestra cocina era de palos con lámina de cartón café y disfrutaba mucho en las mañanas mi desayuno que era canela recién echa y tacos de sal con tortillas infladas recién salidas del comal.

Los primeros años de mi infancia no teníamos ni luz ni agua potable, había que ir por agua al manantial con nuestro burrito, se llamaba “El Pardo”, a el le cargábamos las castañas, además de que llevábamos garrafas que también nosotras cargábamos.

Nos mandaban al cerro a la leña y era toda una aventura, porque usábamos huaraches de plástico de la marca Sandak que aún siguen existiendo y por la fuerza al caminar en subidas o bajadas pues rápido se rompían.

Recuerdo muy claro que yo no le tenía miedo a nada, ningún animal que nos pudiéramos encontrar, siempre con la guaparra o machete en mano porque al campo no podíamos ir sin nada para defendernos de lo que se pudiera ofrecer, uffff tantas y tantas anécdotas por contar.

Sabíamos de muchas frutas del campo que se podían comer y las comíamos en sus diferentes temporadas, una delicia.

Apartadero se llama mi comunidad, pertenece al Municipio de San Joaquín.

Es un hermoso lugar donde mis padres me enseñaron el amor el campo, conectar con la naturaleza y sentirme parte de ella desde muy muy pequeña.

Amaba andar descalza (hasta la fecha), estar sola, guardar silencio y observar toooodo lo que me rodeaba y preguntarle a Dios como es que hacía que todo fuera tan perfecto, siempre supe de manera muy clara que él me escuchaba y lo sigue haciendo cada día.

Toda mi vida me he sentido muy afortunada y agradecida de tener a la familia que tengo y amar tanto mi hogar en el que fui mucho pero mucho muy feliz.

Muchos decían que éramos pobres pero yo nunca lo sentí así, todo lo contrario, creo que siempre he tenido demasiado.

Bendita inocencia, gracias Dios por todo y por tanto…

!A vivir!.

Escrito por: Albertina Álvarez Sánchez.

  • Licenciada en derecho
  • Maestra en derechos humanos
  • Chamana
  • Sacerdotisa
  • Mujer medicina
  • Sahumadora
  • Terapeuta holística

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