Reflexión: En la fila invisible de los adioses

Reflexión: En la fila invisible de los adioses, cada minuto es un suspiro que se desvanece. Alguien, en algún rincón del mundo, deja atrás la vida que conocemos. Todos avanzamos sin saber cuántos nos preceden. No podemos saltar al final ni salirnos de la fila. La espera es inevitable, como el fluir de las estaciones.

Así que mientras aguardamos en esta línea sin fin:

Haz que los momentos cuenten, como las hojas que caen en otoño. Prioriza lo que realmente importa, como el abrazo del mar en la playa desierta. Crea tiempo para lo esencial, como el murmullo de los árboles al atardecer. Deja que tus cualidades brillen, como las estrellas en la noche profunda. Haz sentir importantes a quienes te rodean, como el sol que calienta la piel. Que tu voz se escuche, como el viento que susurra secretos. Convierte lo pequeño en grande, como las olas que acarician la arena. Regala sonrisas, como los recuerdos compartidos. Cambia el mundo, aunque sea un poco, como las mareas que transforman la costa. Ama sin restricciones, como el horizonte que se extiende infinito. Siembra la paz, como las semillas que germinan en primavera. Arréglate por dentro y por fuera, como el reflejo en el espejo al amanecer.

Y, sobre todo, no dejes de expresar tu amor a quienes te rodean. No guardes arrepentimientos. Prepárate para lo que venga, como un marinero que ajusta las velas antes de zarpar hacia lo desconocido.