Elecciones judiciales en Querétaro: una simulación orquestada

Elecciones Judiciales

Las recientes elecciones judiciales en el estado de Querétaro han dejado más dudas que certezas. Lo que debió ser un ejercicio democrático y transparente para la renovación del poder judicial terminó evidenciando prácticas opacas y manipulaciones descaradas, encabezadas principalmente por el Partido Acción Nacional (PAN). Las denuncias sobre el uso de «acordeones» –esas ya viejas pero efectivas herramientas de trampa electoral– no fueron un rumor aislado: se trató de un mecanismo sistemático para asegurar resultados favorables a ciertos intereses, torciendo el espíritu de la contienda y degradando aún más la confianza ciudadana en las instituciones.

En este contexto, se evidenció también el enfermizo estado interno de MORENA en Querétaro. Lejos de consolidarse como una fuerza unificada frente a los abusos del PAN, el partido guinda mostró sus fracturas. Hoy, MORENA en Querétaro está dividido en tres bloques dominantes: el grupo de Gilberto Herrera, como académico venido a político; el de Luis Humberto Fernández, que ostenta, sin que le conste a nadie, cercanía a círculos relevantes  del poder nacional; y, para sorpresa de muchos, el grupo encabezado por Rosy Sinecio, con presencia territorial importante y quien, hasta ahora, había mantenido un perfil más discreto.

Paradójicamente, fue este último grupo –el de Rosy Sinecio– el único que, apartado de las reiteradas confrontaciones partidistas, logró posicionar a uno de los suyos dentro del limitado grupo de ganadores. En un proceso donde la narrativa oficial intentó vender imparcialidad, este pequeño triunfo deja entrever no solo la resistencia de Morena para alcanzar acuerdos a través de la negociación interna, sino también la astucia de actores menos visibles que comienzan a mover los hilos con eficacia en el tablero político local y que, a diferencia de otros,  consiguen victorias en lugar de administrar derrotas.

Estas elecciones judiciales, más que renovar la justicia, la ensombrecieron. Y si algo quedó claro, es que mientras el PAN sigue aferrado a viejas prácticas de control político disfrazado de legalidad, en MORENA se libra una silenciosa pero intensa disputa por el liderazgo local. Lo que está en juego ya no es solo la independencia del Poder Judicial, sino el futuro democrático de Querétaro.

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