Por Juan Luis Hernández
En los últimos años, el robo bancario por medio de llamadas telefónicas ha ido en aumento, probablemente debido al desconocimiento de este tipo de prácticas cometidas por parte de los infractores. Anteriormente, este tipo de delitos consistía en extorsiones, con personas que se hacían pasar por miembros de algún cartel o grupo delictivo.
Exigían alguna dádiva o algún tipo de pago por seguridad o por liberar a algún familiar que se encontraba privado de la libertad. Utilizaban infinidad de estrategias o jugarretas para obtener un beneficio económico. Un ejemplo de cómo funciona la estafa es el siguiente:
Extorsiones a distancia
Llaman exigiéndote que deposites en una tienda de conveniencia o, de lo contrario, irán por ti o algún familiar y les harán daño, quemarán tus bienes, casa, carro o negocio. Ante la amenaza, accedes a depositar la cantidad que soliciten, y resulta que esas personas ni siquiera se encuentran en la misma ciudad que tú o, peor aún, están en prisión.
Aunque sea difícil de creer, personas que se encuentran en un centro de readaptación social cometen nuevamente delitos, aprovechando la tecnología para seguir delinquiendo a distancia. Se ha encontrado mucha evidencia dentro de los penales de que los internos acceden a celulares introducidos de forma clandestina.
En YouTube existen diversos videos que muestran cómo operan estas personas y evidencian su actuar, los trucos a los que recurren para obligar al ciudadano común a depositar dinero. Según ellos, “generan” (palabra que utilizan con frecuencia para referirse a alguna actividad ilícita con fines económicos).
Ante estos antecedentes, la autoridad puso manos a la obra y comenzó campañas en medios, informando a la gente que debe colgar, mantener la calma y comunicarse con su familia para asegurarse de que todo está bien en caso de algún supuesto secuestro, que era el común denominador para exigir algún pago por la liberación.
Por otra parte, dentro de las cárceles se han hecho revisiones con el fin de reducir este delito, obteniendo buenos resultados y desmantelando redes que operaban en su interior. Sin embargo, esto no significa que se haya erradicado el delito, pues estas nefastas actividades continúan desde fuera de las cárceles y, peor aún, han evolucionado para mal.
Call centers apócrifos para fraudes telefónicos
Como se mencionó anteriormente, los grupos delictivos han ido innovándose para seguir perjudicando a la población y continuar con lo que parece ser la única forma de ganarse la vida. Antes, se comunicaban muchas veces al azar o, en otras ocasiones, sabían que marcaban a alguna tienda o negocio y amedrentaban a los propietarios.
Hoy en día, la dinámica es diferente. No suelen ser agresivos; más bien, suelen ser más amigables para hacer creer a las personas que todo está bien y que pueden confiar en el supuesto agente telefónico. Otra forma de atrapar a las víctimas es informándoles de supuestos premios, promociones o descuentos de deudas, etc.
Pero hay que usar un poco la lógica: es imposible que te ganes la lotería sin comprar un boleto para participar en dicho concurso, por lo cual es evidente que se trata de una estafa. Otra muy común es que ganaste una casa, un carro, un viaje, etc., y que necesitas depositar cierta cantidad para hacer válida la promoción.
En meses pasados, se dio la noticia de un call center que se encontraba en el estado de Ecatepec, México. Operaban como si fueran una institución seria y estaban utilizando una base de datos del banco Santander con la que estafaban a los clientes de esta institución. Esto no quiere decir que solo el banco antes mencionado sea el único en sufrir estos atropellos.
Utilizaban equipo de cómputo, las diademas que utilizan los operadores telefónicos y que parecen clichés cuando piensas en una persona de atención al cliente. Esto nos da una idea del compromiso que estas personas emplean para cometer el mal, además de los guiones que utilizan los telefonistas (scripts).
Usurpación de identidad o phishing
Aun con el conocimiento de estos fraudes, no creas que estás exento de sufrir alguno. Existe algo llamado phishing, que consiste en hacerse pasar por alguna institución financiera o gubernamental. Puede ser a través de correos, mensajes de texto, WhatsApp y, obviamente, llamadas telefónicas, haciéndolas desde números aparentemente de la institución que emulan ser.
Podrás pensar que a ti nunca te va a pasar, pero es más común de lo que crees. Estos ciberdelincuentes se comunican contigo y ya no es como al inicio, cuando no sabían con quién estaban hablando. Hoy en día, son cordiales, saludando incluso por tu nombre. Ves el teléfono y el número del supuesto corporativo, y además te llaman por tu nombre.
Ganan tu total confianza y es ahí donde ya estás siendo una nueva víctima de estas personas. Al tener tu atención y confianza, te tienen en sus manos. Tú, creyendo que es una llamada real, y ellos, mostrándose amables y con toda la actitud de ayudarte, empiezas a dar datos y, sin darte cuenta, te acaban de vaciar las tarjetas.
Para ser más claro, un ejemplo: te llaman y saludan por tu nombre para informarte que tu aplicación bancaria está siendo vulnerable y están utilizándola para hacer pagos y movimientos que no reconoces. Como son inventados, dirás que no son tuyos y, ante el desconocimiento, te dirán que si deseas blindar la aplicación para evitar futuros robos.
Proporcionas información altamente confidencial pensando que te están ayudando, pero en ese momento comenzó el saqueo. Te distraerán para que no accedas a la aplicación con el pretexto de que fue inhabilitada por el blindaje que se está realizando y no te des cuenta de que acabas de cometer un grave error.
Este es solo un ejemplo de las tantas mañas que estos malhechores implementan para hacer dinero fácil. Pareciera que son empleados del banco o que en algún momento lo fueron, por ello la facilidad de palabras y el mismo estilo de las personas que realmente son subordinados bancarios o de alguna otra institución.
Recuerda: el banco jamás te llamará ni te pedirá datos de tu tarjeta. Si recibes una llamada, cuelga de inmediato. Si no has participado en algún sorteo y te llaman diciendo que eres ganador, es evidente que se trata de una estafa. No contestes correos, por muy parecidos que parezcan a alguna página oficial.
Frenar este delito está en tus manos. Si recibes este tipo de llamada, cuelga y mantén la calma.
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