El desarrollo del capitalismo debe traer un amplio desarrollo del empleo y las fuerzas productivas. Las etapas de desarrollo y expansión capitalista deben traer una evolución gradual en favor de la fabricación de mercancías con mayor complejidad tecnológica. Se debe iniciar con industria ligera y avanzar hacia la fabricación de industria pesada, de mayor complejidad tecnológica . Decía Marx en el Capital, hasta que se llegue a producir máquinas que produzcan máquinas.
En México, esta etapa de madurez capitalista apenas se iniciaba, cuando producto de las crisis, de las tantas recurrentes en el capitalismo, se realizó un cambio de modelo económico del nacionalista al modelo neoliberal que impidió que la industria nacional alcanzara esta etapa de fabricación de productos del nivel calificado como pesados. Esto llevo a que se transitara a no poder desarrollar muchos empleos de alta calificación y bien remunerados. Por ejemplo, un técnico altamente especializado ganaba mejor que muchos profesionistas, como un soldador de gasoductos que tiene que hacer un trabajo que garantice que se vaya a fugar el líquido que ahí se transporta. Estos técnicos y otros igualmente especializados, se requieren con el desarrollo de la gran industria.
Cuando esta etapa se cancela en México, se cancela también la creación de este tipos de empleos calificados y bien remunerados. Pasamos a tener una economía de maquiladoras y del desarrollo de los servicios, principalmente comerciales, que implicaba sólo concéntranos en realizar operaciones de armado de productos previamente diseñados por otros y en otras latitudes o sólo limitarnos a vender productos extranjeros, fabricados por obreros extranjeros.
Neoliberalismo, crisis de empleo y sueldos precarios
Los potenciales obreros especializados mexicanos, se transformaron en vendedores de tiendas de conveniencia sin ninguna especialización y en consecuencia con sueldos precarios. Esa es la realidad de muchos de los jóvenes mexicanos. Ese es el futuro al que los destinó el neoliberalismo, al abortar el desarrollo del modelo nacional. Además, con el crecimiento del saqueo de las arcas públicas que también se potenció con el modelo neoliberal, se dejaron de promover actividades de producción industrial que pudieran hacer fuentes de empleo. El robo de la riqueza de la renta petrolera que fue una actividad que floreció en esta etapa del neoliberalismo, hubiera permitido crear cientos de Parques Industriales que hoy serían fuentes de ocupación de miles y miles de jóvenes mexicanos que hoy padecen de oportunidades de empleo digno y se ven obligados a emplearse en actividades que solo los conducen a la precariedad.
Tenemos una enorme deuda con la juventud que actualmente se encuentran excluidos de las oportunidades tanto en los procesos industriales, así como en las iniciativas públicas. Los gobiernos que no han sabido responder a las demandas de empleo de las últimas generaciones de mexicanos y que por el contrario han saqueado las arcas públicas, no deben volver a tener el poder político. Necesitamos nuevos gobernantes, con conciencia social y que tengan claro cómo corregir el rumbo y que además apliquen la justicia a todos los ladrones que han impedido nuestro crecimiento económico y social y que han impedido a amplios sectores de mexicanos con mejores condiciones materiales de existencia.
Es importante continuar en esta línea de transformación y realizar los cambios que conduzcan a retomar nuestro modelo de desarrollo nacional. No puede continuar esta insultante concentración del ingreso. Es urgente aplicar políticas de redistribución verdadera, no de carácter asistencialista, sino de generar oportunidades en la que todos los mexicanos tengan acceso a ganarse la vida con su trabajo y obteniendo ingresos legales y derivados de actividades lícitas. Tenemos que generar iniciativas públicas que inviten a los jóvenes a formar parte del crecimiento e la industria como en la vida política. Es tiempo de exigir a los multimillonarios, que con las fortunas que han amasado con el producto de nuestro trabajo, lo inviertan en beneficio del país y de sus habitantes. Que inviertan en actividades productivas que generen empleos especializados y salarios dignos para todos los mexicanos. Ojalá esto sea en el marco de una transformación pacífica y no seguir agudizando las contradicciones para un estallido social, que no sabemos qué senderos pueda delinear.
¡Ojalá ! Sea una etapa de mayor bienestar social y mayor plenitud del ser humano, no solamente de subsistencia básica como actualmente se padece.
velagj@economia.unam.mx
Visitas: 1