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La concentración de la riqueza otro obstáculo al crecimiento

Dice la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) que ante un obstáculo al desarrollo, hay que realizar una Reforma Estructural. Así como hace dos semanas escribí que la existencia de una banca “extranjerizada” es un obstáculo al desarrollo de un proyecto nacional, al igual ahora señaló que la gran concentración de la riqueza en pocas manos es un gran problema para el avance del país y su gente. En la semana(24 enero) se publicó en el periódico La Jornada una investigación de Oxfam, en la que se revela que: “En México, 40 años de transferencias masivas a magnates.

Mega fortunas se forjaron con venta de bienes públicos: Oxfam


Los beneficiados han ganado poder político que les permite aumentar su riqueza y hacer más pobre al resto de la población con dominio del mercado” Lo cual coincide con las tesis que hemos sostenido en esta columna de que la gran mayoría de las fortunas de los multimillonarios mexicanos provienen del saqueo de las arcas públicas.

La crisis de 1982, es el punto de partida de los obstáculos de México

El gobierno de López Portillo entró en crisis desde febrero de ese año al realizar una macro devaluación del peso. El dólar pasó de costar 17 pesos a 28 en febrero de 1982, a 70 en agosto y 150 en diciembre. El deterioro del valor del peso en mercado mundial, expresó el deterioro que causó la crisis. El banco de México se quedó sin reservas y los bancos y organismos internacionales nos cerraron las puertas.

En diciembre con la entrada del nuevo gobierno de Miguel de la Madrid, que se conformó principalmente con un grupo de jóvenes tecnócratas mexicanos, egresados de universidades norteamericanas, esta situación les favoreció al recibir la economía del país destruida como después de una guerra, como lo declaró Miguel de la Madrid al asumir el gobierno, para instalar en México un cambio de modelo de política económica denominada Neoliberalismo.

El nuevo gobierno tecnócrata neoliberal inició las gestiones de nuevos préstamos para reiniciar la economía, la banca mundial les negó nuevos créditos y les recomendó vender y deshacerse de las empresas paraestatales con las que contaba el gobierno mexicano. Cómo esto coincidía con su proyecto de desmantelar, rápidamente pusieron manos a la obra y en éste y los 2 siguientes sexenios se repartieron, se apropiaron y asignaron a muchos de los hoy multimillonarios este importante apoyo al desarrollo a precio de ganga.

Vendieron por ejemplo Dina, Fertimex y Constructora de Carros de Ferrocarril y ahora estamos importando estos productos que antes producíamos. Después de realizado el atraco el propio Fondo Monetario Internacional reportó que en México no se vendieron las empresas, sino que la gente favorecida con esa entrega era cercana al gobierno. Algo parecido a lo que años después pasaría en la Unión Soviética, donde un grupo cercano al gobierno se quedaron con las empresas patrimonio del pueblo, para luego explotarlo.

La tragedia para México es que la entrega de estas empresas no activó la economía en los años ochentas, porque el sexenio de Miguel de la Madrid se conoce como el sexenio de crecimiento cero, pero si se inició una etapa donde estos tecnócratas que gobernaban a México iniciaron un periodo de 36 años de súper explotación de los trabajadores y la entrega de muchas de las riquezas mexicanas, a estos supermillonarios y al capital extranjero, lo que explica la brutal concentración del ingreso que ha experimentado nuestro país, que solo ha sido paliada por el actual gobierno, pero que nos llevará un largo periodo superar.

Se requiere retomar la dinámica de crecimiento industrial que veníamos desarrollando en los años sesentas y setentas e iniciar un nuevo impulso del proyecto de desarrollo nacional, pero para hacerlo en las condiciones actuales, la propiedad del capital es un impedimento, porque continúa enormemente concentrado y el Estado no tiene tampoco el volumen necesario para iniciarlo. Nuestra nación necesita dinero para iniciar cualquier proyecto productivo que nos propongamos. Existen barreras a la entrada en muchas de las ramas productivas. Si no tienes un capital de determinado tamaño, simplemente no puedes participar.

Así las cosas la sociedad mexicana necesita realizar una acumulación originaria de capital para poder iniciar cualquier proyecto productivo, pero no lo tenemos por el saqueo del que hemos sido objeto y porque no hay fuentes de financiamiento confiables para iniciar cualquier intento de emprendimiento. El Estado debe urgentemente diseñar un mecanismo que de certeza a los pequeños y medianos empresarios, que tienen pretensiones de iniciar o hacer crecer su pequeño negocio.

Los jóvenes mexicanos necesitan contar con empleos productivos y bien remunerados, que se obtienen al tener una economía dinámica y en crecimiento. Contar con inversiones importantes en ramas de la gran industria pesada o de tecnología digital, así como en el desarrollo de nuevas patentes, que permitan realmente convertir a nuestro país en una verdadera potencia económica y no depender sólo de la inversión extranjera en plantas de armado y maquiladoras como hasta hoy. Sin embargo esta burguesía saqueadora, rentista y parasitaria con la que contamos no realiza esas inversiones que produzcan la riqueza social que nuestra realidad demanda.

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Joaquín Humberto Vela Gonzáles

Nació el 11 de febrero de 1954 en Aguascalientes, México. Estudio la Licenciatura en Economía Catedrático en la facultad de Economía de la UNAM. Experiencia legislativa como Diputado Federal por el Estado de México

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